Mayo

Amor incondicional
Su amor incondicional, su ternura, su fuerza y su fe nos muestran lo mucho que podemos soportar frente a las aflicciones de la vida y lo mucho que el acto de ser madre es un don en la vida de las mujeres. María no es sólo la madre de Jesús, sino también la madre de la Iglesia Católica. Acompañó a su hijo desde el primer hasta el último día de su vida y siempre estuvo en su corazón en los momentos más difíciles de su viaje.El mismo Papa Juan Pablo II citó a María en la Carta a las Mujeres como la mayor madre de todas, precisamente por su acto de haber ayudado a la Iglesia y a la humanidad a vivir para Dios. Fue elegida para llevar en su seno a nuestro Salvador, proclamada por las dulces palabras del Ángel Gabriel: "Dios te salve María, llena de gracia, el Señor está contigo, bendito es el fruto de tu vientre, Jesús", que hasta hoy reproducimos en el rezo del Rosario o en una simple oración.
Confianza en el Señor y devoción
Por eso, especialmente en el mes de mayo, celebramos con más fe y devoción nuestro amor por esta gran mujer que fue María, que también se nos muestra en las diferentes formas de Nuestra Señora, reforzando esa entrega, confianza en el Señor y devoción son las claves para ser mejores madres y mejores seres humanos.Para honrar a todas las madres y mujeres en este mes de María, reproducimos aquí un extracto de la Carta a las Mujeres citada anteriormente, publicada el 29.06.1995 por el Papa Juan Pablo II.
Criatura que da a luz
"Gracias a ti, Madre Mujer, que te conviertes en el vientre del ser humano en la alegría y el sufrimiento de una experiencia única, que te hace sonreír para la criatura que da a luz, que te hace guiar sus primeros pasos, apoyar su crecimiento, un punto de referencia a lo largo del camino de la vida.Gracias, esposa-esposa, porque unes irrevocablemente tu destino al de un hombre, en una relación de don mutuo, al servicio de la comunión y de la vida. Gracias, hija-esposa y hermana-esposa, que aportan al núcleo familiar, y luego a toda la vida social, la riqueza de tu sensibilidad, de tu intuición, de tu generosidad y de tu constancia.
Verbo Encarnado
Gracias, mujer trabajadora, comprometida en todos los ámbitos de la vida social, económica, cultural, artística y política, por la indispensable contribución que haces al desarrollo de una cultura capaz de combinar razón y sentimiento, a un concepto de vida siempre abierto al sentido del "misterio", a la construcción de estructuras económicas y políticas más ricas de la humanidad.Gracias, mujer consagrada, que siguiendo el ejemplo de la más grande de todas las mujeres, la Madre de Cristo, el Verbo Encarnado, te abres dócil y fielmente al amor de Dios, ayudando a la Iglesia y a toda la humanidad a vivir una respuesta "esponsal" hacia Dios que expresa maravillosamente la comunión que quiere establecer con su criatura.
¡Gracias, mujer, por el simple hecho de que eres una mujer! Con la percepción propia de tu feminidad, enriqueces la comprensión del mundo y contribuyes a la plena verdad de las relaciones humanas".